VER DE PRIMERAS
Microrrelato de Fernando Figueroa
Tenía el lustre propio de las olivas en enero y el aroma de los bosques alpinos en mayo. En el brumoso cogollo del silencio silvestre, sus ojos desprendían un brillo esmeralda que rebasaba la pequeñez de su cuerpo y agrandaba el celoso misterio de la naturaleza que lo acogía. Era lo que uno no esperaba ver entre tanta hojarasca, corteza suelta y tronco caído. Era la vitalidad destilada de un racimo de gotas de rocío; una sorpresa destinada a toparse con los inmaduros ojos del explorador accidental; la fugaz conciencia de lo inabarcable concentrada en un suspiro envuelto en madreselvas. Bañado en un musgoso halo de cordialidad, con el frescor del neonato y el ansia del renacido, aquel minúsculo ente sonreía con sus dientes de guisante y aplaudía con sus manitas de zarcillo, complacido, como si hubiera sido él el descubridor de quien lo observaba. Así era en parte, pues en aquel paraje, entre aquellas colinas agrestes y aquella densa vegetación, jamás holló el suelo ningún ser humano. Esperanza Romero había sido la primera en estar allí y despertar la envidia de los verdugos de lo increíble y los amigos de lo verdadero.
Este microrrelato atiende a la convocatoria de participación en el reto Escribe un microrrelato sobre un color, propuesto por el blog El Tintero de Oro. Reto que consiste en:
Escribir un microrrelato (250 palabras) en el que predomine un color. Este puede ser el protagonista del relato o estar presente, como personaje secundario; por ejemplo, el color de un lugar o del escenario en el que se desarrollen los hechos.
Mi aportación es un microrrelato de 193 palabras que apuesta por un color secundario cuyo nombre no he querido mencionar, sino aludir, aunque esté en el título y plata no sea.
De paso, aquí os dejo el enlace de mis anteriores microrrelatos para El Tintero de Oro:
Hola Fernando, tu micro parece que se ve, se huele, se percibe y no de primeras, sino al instante. Has elegido el color de la esperanza y sí, aparece por todo el mismo aunque no sea nombrado directamente. Muy bueno.
ResponderEliminarGracias por participar.
Un abrazo. :)
Gracias, Merche. Quería evocar el verde dentro de un contexto natural que requiere abordar otros sentidos, no solo la vista. Quizás podría haberlo cocinado más, pero he preferido dejarlo con su frescura por coherencia con el color.
EliminarMe ha parecido tu microrelato un bonito homenaje a la amplia gama de verdes en todas sus formas posibles! Destila verdor totalmente! Je, je! Un abrazote!
ResponderEliminarPensé en "El sueño de una noche de verano" y en lo profundo de Fragas do Eume, Somiedo o Irati, y me dejé llevar, jaja. Abrazo.
EliminarUn relato donde me parece que el verde es el color que has escogido para que "predomine" en el relato. No nos los presentas francamente, sino de una forma sutil que se agradece. Ese ser que has concebido me parece de lo más interesante, dan ganas de sentarse en el suelo boscoso junto a él y preguntarle mil cosas. Abrazos.
ResponderEliminarGracias, Ana. Sí que podría dar juego ese ser chiquitín, que presuponemos cordial y benigno. Saludo.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarMuy bien merecido el homenaje al virĭdis, un color que simboliza vida, juventud y frescura, como también la fertilidad. Un micro bellísimo y original, me encantó!
! Saludos cordiales.
Gracias, me agrada que te haya encantado. Opté por él en un arrebato ecológico y silvófilo, y sentí adecuado tirar por la senda fantástica. Saludo.
Eliminar"Y el que no lo adivine, bien tonto es", como añadíamos de pequeños en una de nuestras primeras adivinanzas. Me ha encantado la tuya, cuya respuesta, mejor que en el título, es mucho mejor buscarla en la sensibilidad de tu escrito.
ResponderEliminarGracias. El verdor aflora solo, como por arte de magia. Solo hay que dejarse descubrirlo. Saludo.
EliminarMagnífico micro! Entra por todos los sentidos!
ResponderEliminarSaludos
lady_p.
Gracias, Sibila. Hablar de colores es hablar de atmósfera. ¡Saludo!
ResponderEliminarHola Fernando. Parece que lo increíble habita en ese paraje boscoso y perdido, y lo verdadero ha quedado en evidencia. Un micro evocador de la belleza de la naturaleza más verde, húmeda y salvaje, que cada vez se encuentra menos. Un abrazo.
ResponderEliminarAsistimos a un matricidio perseverante y sistemático. Devoramos la Naturaleza como si no hubiera un mañana y un día la Naturaleza bailará sobre nuestra tumba a ritmo de malva y gusanera. Al fin y al cabo siempre nos recibirá la tierra con los brazos abiertos. Pulvis sumus et nos habebit humus. Salud.
EliminarHola Fernando un relato muy refrescante y que nos invita a perdernos en lo agreste y en los bosques. Ese color que todo lo envuelve y nos lleva como dices a tierras que no hemos pisado. Enhorbuena.Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Ainhoa. El verde es vida y espacios vírgenes solo tocados con la imaginación. ¡Abrazo!
EliminarUn micro poético y muy sensorial que derrama en cada frase los aromas y colores del bosque. Me ha parecido precioso.
ResponderEliminarGracias, Marta. Los bosques son los cofres de los sueños. Un saludo.
EliminarNo veo mi comentario. Por si acaso vuelvo a comentar...
ResponderEliminarMe encantó la forma en que despliegas las sensaciones del verde de los bosques, el musgo, el silencio del cogollo silvestre. En definitiva es un recorrido fresco y radiante por la naturaleza. Me gustó mucho. Un abrazo
Gracias, Nuria. Habrá sido que se ha extraviado entre la densidad de los arbustos y la floresta. Abrazo y ánimo con todo.
EliminarHola, Fernando, un micro preciosamente escrito con un lenguaje vestido de naturaleza y perfumado de todos sus encantos. Y para rematar ese ente tan gracioso que sonríe ante el descubrimiento del humano. Me gusta eso del frescor del neonato y el ansia del renacido.
ResponderEliminarUn hermoso escenario para ese sorpresivo encuentro.
Felices días de inicio de año y venideros.
Gracias. Ojalá el retoño encuentre la comprensión y el amor de los humanos. Feliz año también.
EliminarUn micro repleto de sensaciones, tan bien narrado que me vi caminando por ese sitio, te diría mágico, me gustó mucho.
ResponderEliminarSaludos.
PATRICIA F.
Gracias, Patricia. Evocar es la gran virtud de la palabra escrita. ¡Saludo!
Eliminar¡Hola, Fernando! Jo, has aportado un texto donde no solo muestras el color con la vista, sino que le das vida con los cinco sentidos. Se ve, se huele, se paladea, se toca y se escucha. Fantástico aporte! Un abrazo!
ResponderEliminarGracias, David. Debe de ser por el ansia de evadirme de la congestión urbana. ¡Abrazo!
EliminarTu verde provoca una inmensa ternura. Espero que Esmeralda Romero que lo habita sepa llevarlo con ella. Un abrazo
ResponderEliminarSeguro que procura no hacerle daño y salvaguardarlo de la depredación humana. ¡Saludo y suerte!
EliminarHola Fernando.
ResponderEliminarVerdes que se ven, se huelen, se escuchan en brisas ligeras, se degustan, se tocan y arropan al recién nacido. Verdes que impregnan el mundo de los sentidos. Verdes color de esperanzas en bosques, selvas y vidas nuevas.
Un abrazo.
Marlen.
Gracias, Marlen, por las palabras. Por un mundo más verdoso. Abrazo.
Eliminar¡Hola Fernando! Bonito micro dedicado al verde y cargado de esperanza.
ResponderEliminarUn saludo.
Ya está todo tan negro que había que mitigar su reflejo en la ficción. Gracias, Rocío. ¡Otro saludo!
EliminarHola Fernando, ese verde que describes en tu micro nos trasporta a la naturaleza repleta de vida.
ResponderEliminarPrecioso texto .Un saludo
Puri
Muchas gracias, Puri. Oxigenemos la imaginación. ¡Saludo!
EliminarEsperemos que la Espe no se haga una selfi con el nuevo mutante y envíe ubicación s toda la lista de contactos.
ResponderEliminarEl bichos es enternecedor, porque de ese entorno no parece que pueda surgir nada malo.
me alegra la alusión al romero, porque ese verde suyo menos vistoso es más nuestro y propio que los selvático.
abrazooo
Sí. Da miedito que el eco mediático sobre los paraísos naturales contraiga su destrucción. ¡Maldito turismo demoledor! Aúpa el romerito, que nos traiga suerte. Un abrazo.
EliminarQué bueno, Fernando, magistral, cómo metes el color sin decirlo pero a la vez diciéndolo todo. Una obra maestra. Te felicito!
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, ese fue mi subreto propio: aludir al color en la reconstrucción mental de lo descrito, sin mencionarlo explícitamente. Gracias. Un abrazo.
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