miércoles, 1 de mayo de 2024

EL TIEMPO HACE ORO

 




EL TIEMPO HACE ORO

Microrrelato de Fernando Figueroa


Era la hora. Todo llega si se sabe esperar. Lo primero que hice fue darle cuerda al reloj, antes mismo que levantarme de la cama. Me avié con cuatro pingos y salí sin peinarme para no entretenerme más de la cuenta. Allí estaba encabezando la cola, asegurando la oportunidad, contando los segundos y regocijándome por tener a mis espaldas decenas de personas. Estaba seguro de que nada me iba a impedir hacerme con esa suculenta oferta que me iba a permitir gozar más todavía de mi tiempo libre.

No sabía qué había sido más ridículo: cómo me enteré de la ganga o la misma oferta de tres por uno con el precio rebajado y pago en doce cómodos plazos. Era eso y presentar un impreso con mis datos personales, efectuar el primer plazo al contado y dejar que me hiciesen una foto para ponerla en un anuncio.

Al instante de abrirse las puertas, de postrarme en el mostrador y sacar una sonrisa de satisfacción, pronuncié el eslogan de la campaña, por si acaso. Fue un acierto. Me regalaron una bolsa de tela con el logo de la empresa.

¡Qué bueno! Cada uno era de un color diferente. Uno, el azul, era igualito al que había lucido la estrella de cine esa en el programa de entrevistas aquel. El verde sería para , para gastarlo en público, el azul lo coleccionaría y el azul lo revendería el año que viene, o al siguiente, o al otro, sería para la vejez avanzada.


 

Este microrrelato responde a la convocatoria de participación en el reto A vueltas con el tiempo, propuesto por el blog El Tintero de Oro. Reto que consiste en:

Escribir un microrrelato (250 palabras) en el que el tiempo esté presente como eje del relato.

Bien, pues 250 palabras que, espero, conformen una composición satisfactoria para el auditorio lector como otras tantas veces.

Ya de paso, aquí os dejo el enlace de mis anteriores microrrelatos para superar los retos propuestos en El Tintero de Oro:


El ganador se lleva todo

Ver de primeras

Asunto de familia

Sancho el Deditos



martes, 16 de abril de 2024

TIEMPO DE CHAT

 

Cubierta de Tiempo de chat, vol. 3


TIEMPO DE CHAT

DON JUAN DE LAS TECLAS

textos de Alberto Gálvez

ilustraciones de Fernando Figueroa



SINOPSIS: C. y V. son dos amigos en los umbrales de los cuarenta.

C. vive con su madre, mide dos metros y, aunque su peso es un misterio, creemos que ronda los dos quintales. Era el «rarito» de clase. En la actualidad, se dedica a reparar ordenadores y, paradójicamente, abomina de cualquier cosa dotada de display o teclas —a excepción del piano—. Lector de Friedrich Nietzsche, mezcla suigéneris de mesías y bufón, profesa una devoción «inefable»  por su amigo V. V., ligón, materialista y pragmático —o, por lo menos, él desea verse así— ha pasado toda su vida de él hasta que la soledad y las circunstancias les reúnen de nuevo para convertirlos en un tándem perfectamente reconocible. Quijote y Sancho, don Juan y criado, se mueven ahora entre los molinos de viento de la postmodernidad y del ligue cibernético.

 

Con Alberto Gálvez me une el amor por el teatro y también por la cultura y la literatura. Anteriormente, antes de sumarme a ilustrar el imaginario de Tiempo de chat, había colaborado con él realizando dibujos para cordeles de ciego, atrezo o logos para diferentes proyectos teatrales, pero en este caso entramos en una fase más ambiciosa: ilustrar una obra literaria que, por cuyo volumen, se publicaría en tres partes, y que podría ampliarse a heptalogía si los hados fueran propicios (que material tiene Alberto para parar un tren).

Autor, esperpento e ilustrador.

¿Por qué una obra tan extensa? Porque Tiempo de chat se funda en y sintetiza años y años de experiencias del autor en el proceloso mundo de las redes sociales de citas. Un tesoro, novelado hasta el esperpento y con el encanto del «basado en hechos reales», de incalculable valor testimonial, sociológico, psicológico, sexológico y, francamente, divertido. Una ventana a la trastienda eroticosentimental de la sociedad española del siglo XXI, que asoma como un manual secreto del ars amandi por vía digital, idóneo para cuarentones y cincuentones con ganas de disfrutar de las mieles y amarguras de las teclas y los plasmas.

Sin duda, Tiempo de chat es un libro iniciático.

Disfruté mucho elaborando el aspecto de los protagonistas y los personajes que pueblan sus páginas, esbozando cada una de las treinta y tantas viñetas de esta peripecia existencial con ribetes de epopeya ciberhumanista. La ejecución de las ilustraciones partía de las indicaciones escuetas pero precisas de Alberto, quien me concedía, por lo demás, bastante manga ancha a la hora de interpretarlas a mi modo y estilo. Sin duda, gocé de su confianza tras el resultado exitoso de las colaboraciones precedentes y se reafirmó ese vínculo sagrado entre guionista y dibujante, comitente y artista, que ha hecho del arte un agradable pasatiempo y nutrebuches.

C. y V., los protagonistas.

Lo principal de la tarea fue coger el tono, trabajar un estilo caricaturesco a blanco y negro que se acoplase convincentemente a la visión desinhibida, canallesca, hasta satírica y a veces onírica de un relato al borde de lo irreal o, mejor dicho, revelador de lo increíble que habita por debajo de lo normativo y conocido, un cosmos de intimidades donde se suspende y reformula lo considerado normal desde la escuela, la religión, la legislación o la televisión. La vida es una caja de sorpresas en código binario. Sin duda, el atractivo de poner imagen a las fantasías del cotidiano más arcano estimularon mi creatividad y mi interés por la alegoría para poder transmitir las enseñanzas sobre el ser humano surgidas de las experiencias de un vividor de ojo crítico y lengua punzante.

Otra de las aventuras de V.
Una de las aventuras de V.












Creo que las ilustraciones constituyen un rico complemento a un texto plagado de atractivas imágenes literarias o sugerentes reflexiones, y ayudan al lector o la lectora a sumergirse más aún en esos fragmentos ficcionados de la pertinaz comedia humana. Enriquecen y subrayan el tono chispeante, culto y vulgar, de unas vivencias tragicómicas, cuyas enseñanzas siguen el modelo clásico de maestro-alumno, experto y aprendiz, con ecos quijotescos y donjuaneros, hasta dantescos en este viaje a las esferas que componen el infierno digital de nuestro día a día. En fin, a todos los efectos, es un manual de supervivencia y una guía de viaje para los exploradores de las emociones humanas en buena o mala compañía, vamos, lo que toque.

Para cerrar el proyecto, también diseñé la cubierta con variaciones cromáticas para cada uno de los volúmenes: verde (1), azul (2) y violeta (3). Así mismo, diseñé el logo de la autoeditorial, Ediciones Pirata. ¿Qué más? Ah, sí. La maquetación también es mía, así como los fallos tipográficos si los encuentran.


Cubierta de Tiempo de chat, vol. 1



Castellano

Tres tomos
318/ 293 / 324 páginas
15 x 23 cm
Tapa blanda




sábado, 2 de marzo de 2024

EL GANADOR SE LLEVA TODO

 





EL GANADOR SE LLEVA TODO

Microrrelato de Fernando Figueroa


¿Cómo era aquello...? Nena, nena, nena... Ese era el estribillo. Hum... ¡Cómo due...! Algo se me está hincando... Subías con tu aire de princesa a la cima de tu soledad... ¡Qué estupidez! Tenía que... haber girado antes de frenar... ¿Cómo seguía...? Fiera te quiero fuera de esta jaula de cristal... Esa es de otra, mala mala y lo siguiente... Uf, tengo que... Espera que me recoloque..., me estiro y... ¡Maldita sea! Está vacía. ¡A la mierda Cohen...! Me fastidia porque quería que la oyeses... ¿Hueles a gasolina...? Ay... Eres mi vida y mi muerte, te lo juro compañero... Has sonreído... Me vino de golpe... Esa sí que es vieja... Qué bonito sería encontrar la cinta de... Encontrarla e irme... Despedirnos juntos con estilo... A ver... cojo otra... Esta vale... A ver si entra... Entró... Sí que entró... No quiero hablar más de lo que hemos pasado porque me hace daño... Ahora ya es historia... Jugué todas mis cartas y lo mismo hiciste tú. Suena bien. Suena muy bien... Nana-nananá... Los dioses lanzan sus dados... Nana-nana-ná. ¿Te gusta...? A ti qué te va a gustar... El especialito... Sigue durmiendo. Tú te lo pierdes... A mí me sabe a gloria. Los clásicos es lo que tienen... Ya no quiero hablar más si te hace sentir triste... Viniste a estrecharme la mano... Te pido disculpas si te he hecho sentir mal... Pero ya lo sabes... ¡Qué gracia! Me está entrando sueño..., como a ti antes..., después de decirme... eso..., que lo olvidaste todo.


Este microrrelato responde a la convocatoria de participación en el reto ¡Música, maestro!, propuesto por el blog El Tintero de Oro. Reto que consiste en:

Escribir un microrrelato (250 palabras) en el que la música esté presente como personaje o eje.

Bien, pues 250 palabras clavadas de nuevo que, espero, conformen una composición satisfactoria para el auditorio lector como otras veces.

Ya de paso, aquí os dejo el enlace de mis anteriores microrrelatos para El Tintero de Oro:


Ver de primeras

Asunto de familia

Sancho el Deditos





sábado, 10 de febrero de 2024

REFERENTES DE LA SERIE DE HARRY MAESNOW (4)

 

Cubierta de la edición de Edhasa de 2003.


 


REFERENTES DE LA SERIE

DE HARRY MAESNOW (4)

de Fernando Figueroa



SINOPSIS DE LA SERIE: Bienvenidos a las aventuras y tribulaciones del agente de la Honorable Policía Metropolitana de Rabishpool Harold Maesnow. A finales del siglo XIX, en la Baja Inglaterra y en pleno declive de la era victoriana, Maesnow tratará de combatir el crimen y de sobrevivir a sus problemas familiares, la agitación política, la liberación sexual y la intensidad de su relación sentimental con la actriz Molly Grapes. Un hardboiled neovictoriano que será la delicia de los amantes del género, donde el misterio, la acción, la crítica social, el humor y el sexo se dan algo más que la mano.


Un libro que me impresionó mucho y que influyó en la incubación de esta serie fue Gangs de Nueva York. Bandas y bandidos en la Gran Manzana (1800-1925) de Herbert Asbury (1927), que leí en la edición de la editorial Edhasa de 2003 con gran entusiasmo. Al margen de la película basada en uno de los episodios recogidos en él, esta crónica de la historia neoyorquina (por el siglo XIX hasta 1927) cuenta mucho más. Realiza un retrato sin tapujos, de largo recorrido y profundas raíces acerca de la criminalidad de la gran urbe y modelo de acogida, esperanza y prosperidad que fue la ciudad de Nueva York. Una auténtica trampa para emigrantes y paletos, y nido de ratas de todo grosor, postín y calaña. Una Babilonia de largos tentáculos sedienta de sacrificios humanos. Por algo salió de allí pitando Lovecraft y Woody Allen toca el clarinete para apaciguar a la bestia.

Sin duda, si en alguno de los títulos de la serie de Maesnow se deja notar su huella con mayor esplendor, ese es Las viudas o el caso Gutenberg. Por cuanto, la figura del motín, la tensión xenofóbica y las maniobras especulativas están más que presentes; lo que nos remite a la narración que hace Asbury del motín de los Dead Rabbits y la batalla de los Seis Días, aunque haya diferencias, notables, por supuesto. Rabishpool no será Londres nunca, pero tampoco, y mucho menos, Nueva York. No, no lo será. No se crean que, porque tenga puerto y barriadas como Little Italy, Menhoodland, Spanich Town, la Kasbah, Chinatown... o pandillas como los Knacker Boys, los Athenas Lads, los Piamontinos, los Naples Kids, los Garibaldi, los Esparteros, los Chapelas, etc. sí, sí, también me impactó el The Warriors de Walter Hill—, el que se lo recuerde significa que Rabishpool sea el Nueva York del oriente atlántico, con su Little Italy, Greenwich Village, Harlem, Chinatown, etc. Hay algo que se llama sincronía, y se da habitualmente entre la realidad y la ficción, y si no se lo creen, pues hacen bien, que a la viceversa es más difícil.


Cubierta desplegada de la edición de Alfred A. Knopf, Nueva York, 1927.
Edición de Alfred A. Knopf, Nueva York, 1928..


Asbury fue un periodista, escritor, veterano de la Primera Guerra Mundial y enemigo de la hipocresía moral de su época, que se especializó en el periodismo de sucesos y se zambulló especialmente en los entresijos de los bajos fondos, así como sus conexiones con los cuerpos policiales, la política, el establishment y las altas esferas. Natural de Misuri, estado fronterizo, entre el Norte y el Sur, no se limitó a cubrir la cartografía neoyorquina, sino que también hizo lo oportuno con Chicago ¡cómo no! y San Francisco ¡claro que sí!—, aparte de dejar una rica bibliografía y una prolífica serie de artículos para deleite de historiados y exploradores de lo mundano. Y es que la historia de los Estados Unidos de América está tan construida en negro sobre blanco como escrita con sangre y sudores fríos; está plagada de genocidas, asesinos, ladrones, traficantes, estafadores, cabroncetes y golfillos del montón (también chicas malas, muy muy malas, requetemalas, más malas que un dolor de muelas en San Valentín), hasta el punto de resultar fascinante para los amantes de emociones en cuerpos ajenos y tierras extrañas.


Edición de Avon Publishing Co, Nueva York, 1950.

Edición de Capricorn Books, New York, 1970.













La lectura del libro es atrapante —para mí lo fue—, pues aviva el apetito sensacionalista y la curiosidad cientificosocial del lector, que morbo y datos tiene por un tubo —Asbury fue un auténtico cazador de informantes y, sin duda, fue hábil ratón de hemeroteca y biblioteca, y es sugerente en lo creativo, literariamente hablando en mi caso, que no soy un Luis Candelas niño leyendo La vida de Lazarillo de Tormes. Así que... Sí que sí. Algo tendrá este libro cuando se ha reeditado tanto y ha inspirado a artistas de las letras, la palabra y la imagen. En fin, si quieren entender un poco mejor que lo neoyorquino o lo victoriano tienen más de una faceta, una arista y un filo, léanse de añadidura este bestseller, ya clásico, de la literatura true crime, de fluida lectura y largo poso. Quizás aprendan algo más que a malvivir: a sobrevivir, por ejemplo, que no es lo mismo.


Otros referentes


Aventuras y tribulaciones de Harry Maesnow




viernes, 2 de febrero de 2024

GLOMORIOS: EL SECRETO DE LA MAGIA POMPÍNICA

 

Cubierta de la primera edición

 


GLOMORIOS: EL SECRETO DE LA MAGIA POMPÍNICA

texto de Fernando Figueroa



SINOPSIS: Una de las obras más reputadas del excéntrico ocultista y exponente clave de la contracultura francesa del siglo XX, François Lumière de la Rochelle. Consigue trazar, desde un enfoque alegórico, histórico y antropológico, el relato, a veces escéptico y a veces fervoroso, de uno de los episodios del ocultismo de Occidente más marginal y arcano: la magia buática o pompínica.

 

Tras su primera edición (autoedición) en papel en mayo de 2016, ahora ofrezco una segunda edición (autopublicada) en Amazon, revisada y corregida, que permite de nuevo tenerla disponible en papel. De la serie El misterio de las mujeres-globo, esta entrega hace la número tres.

Es uno de los títulos más arriesgado, pues trata de mostrarse como un ensayo obra de un ocultista ficticio, llamado François Lumière de la Rochelle. Un juego que me permitía trasladar a las mujeres-globo al siglo XX, entre los años sesenta y ochenta, a la vez que hacer un recorrido histórico de su mención en toda una retahíla de libros dedicados, desde la perspectiva mágica, a invocarlas, entre otras cosas. Un texto que deleitará a los amantes del esoterismo o del universo literario de las mujeres-globo.



Interior de la primera edición


Esta propuesta, constituía un contrapunto frente a textos que abordan el tema de las mujeres-globo desde un punto de vista científico, racionalista, como Tratado sobre las mujeres-globo o Pompinas. Era hora de explorar esa vertiente, tímidamente enunciada en alguna de las historias recogidas en Mujeres-globo: mito o realidad. Además hace pareja con el título Glomorio de fray Liborio, que es uno de los libros de magia pompínica citados en el catálogo ofrecido por Lumière de la Rochelle. En fin, me divirtió mucho porque pude jugar con todo el conocimiento que acumulo de trastear con el esoterismo desde mi infancia y esa mirada crítica y chistosa que me permite sacarle su buen jugo a las contradicciones del pensamiento y el corazón humanos. 



Dúo de títulos sobre glomorios

Por otro lado, literariamente hablando, esta obra me permitió explorar en alguna de sus partes un estilo más contemporáneo, deudor del estilo beat y el realismo sucio, que he podido ensanchar, más tarde, al entrarle a la novela urbana.

Bien, si quieren introducirse en los secretos de la magia buática, de la aerosofía de Raimundo Molinos o de aprender a empompinar a sus enemigos, aquí tienen una oportunidad única por una módica cantidad de dinero que, otros gurús con menos escrúpulos, multiplicarían sin meditárselo siquiera.


Castellano

119 páginas
15.24 x 0,69 x 22.86
Rústica
(también hay versión Kindle)


RESEÑAS




lunes, 8 de enero de 2024

REFERENTES DE LA SERIE DE HARRY MAESNOW (3)

 



 


REFERENTES DE LA SERIE

DE HARRY MAESNOW (3)

de Fernando Figueroa



SINOPSIS DE LA SERIE: Bienvenidos a las aventuras y tribulaciones del agente de la Honorable Policía Metropolitana de Rabishpool Harold Maesnow. A finales del siglo XIX, en la Baja Inglaterra y en pleno declive de la era victoriana, Maesnow tratará de combatir el crimen y de sobrevivir a sus problemas familiares, la agitación política, la liberación sexual y la intensidad de su relación sentimental con la actriz Molly Grapes. Un hardboiled neovictoriano que será la delicia de los amantes del género, donde el misterio, la acción, la crítica social, el humor y el sexo se dan algo más que la mano.


Sin duda, hay libros que te abren otra perspectiva de la historia, esa que habla de los parias de la tierra y los que son, más que parias, los malparidos de las cloacas sociales. Y ahí tenemos la serie publicada por la editorial La Felguera bajo el título de Fuera de la ley. Una serie documental que he seguido desde 2017 (se inició en 2016) y que recomiendo encarecidamente por su elocuencia y desvelamiento del triperío patrio a lo largo del siglo XX y de cuatro volúmenes, aunque no he podido sentir en las siguientes entregas el mismo entusiasmo que me generó la lectura de su primer título (anclado entre 1900 y 1923). Ese primer libro que me hizo incubar un escenario y unos personajes que ubicaría finalmente en la Inglaterra victoriana, quizás por el peliagudo pudor de ubicarlos en nuestra sacralizada España o por la innegable fascinación que causa el British style y su exotismo decimonónico.

En todo caso, los bajos fondos de toda época y lugar tienen la peculiaridad de parecerse entre sí, y se ven afectados, incluso, por sus propios procesos de interinfluencia, intercambio, colonización, homologación y globalización; y eso hace que sean fácilmente trasplantables con satisfactoria verosimilitud en una recreación histórica. Por tanto, el festín de analogías está servido y la Rabishpool de 1892 se parece bastante a otros contextos de ayer y de hoy, incluido el Madrid del siglo XXI, mejor si tuviera mar.



También el impacto de este libro de La Felguera se sustenta en sus aportes gráficos. Basta con asomarse a su profusa documentación visual para quedar atrapados al descubrir las subyugantes entrañas del arcano urbano. Así es que sus galerías de retratos han marcado la pauta, en la serie de Harry Maesnow, de mostrar los rostros de algunos de los protagonistas y antagonistas de sus títulos. Un influjo en la faceta gráfica similar al efecto de los imaginarios mostrados en periódicos como Famous Crime o Police News en el diseño de las ilustraciones interiores. Es así que cada título en papel, del 1 al 4, tiene entre ellas su propia portada (apócrifa) del Police News de mano de un servidor y por un mísero penique extra.


Ilustración de Los pistoleros o el caso Hamster


La configuración del universo atractivamente fronterizo y proscrito de los bajos fondos de Rabishpool (Little Italy, Menhoodland, Spanich Town, la Kasbah, Chinatown...), incluidas sus interconexiones con las altas esferas y sus maniobras en la oscuridad, deben mucho a la provechosa lectura de Fuera de la ley. De este modo, esta ciudad ficticia de la Baja Inglaterra no tiene nada que envidiar a una Liverpool, una Ámsterdam, un Shanghái, un San Francisco o una Barcelona reales, con sus barrios chinos o rojos. También, su influjo afecta al aire crepuscular de una época que se acaba y de un nuevo tiempo que nace, con nuevas ideas y nuevas maneras de vivir la vida y pensar la utopía. Del noventaiochismo hispano a la ancianidad victoriana hay poco trecho más allá de la frontera cultural o el idioma.

Para algunos podría parecer un anacronismo plantear ciertas cuestiones en el contexto elegido, pero es que la modernidad y la liberalidad vienen de viejo y, ¡qué diantres!, los temas se prestan en un entorno proclive a la transgresión y la reflexión. Más de lejos viene la conflictividad social o la criminalidad y, aunque parezca que jamás tuvo el mismo nivel de proyección y organización, también el pasado nos podría dar sopas con onda al respecto. Basta con mentar las germanías, garduñas y piraterías de antaño, que tengo a bien trasladar al Imperio británico y reunir junto a émulos de pícaros dickensianos, bleederssloggers, peakys o scuttlers. En fin, crimen y revolución son hijas del descontento o la injusticia de siempre, muy presentes en las raíces de la civilización y el capitalismo. En este punto, recomiendo la lectura del libro La isla de Bali (1937) del artista y antropólogo mexicano Miguel de Covarrubias, donde se explica la implantación del latrocinio y la prostitución de subsistencia por el imperativo holandés al obligar a comerciar y tributar con dinero contante y sonante. Míster Wong y Molly Grapes se lo leerían.




En definitiva, los elementos claves para configurar un escenario necrocriminal estimulante son el carácter urbano, portuario, industrial, proletario-suburbial (en diálogo con los barrios altos), garitero y farandulero, liminal, multicultural, clasista, mafioso, corrupto, subversivo..., donde la lucha de clases, la liberación moral y la reacción forman un triángulo pasional capaz de ofrecer multitud de tramas literarias y convertir a Rabishpool en un hervidero de sucesos y un polvorín social de primera magnitud a la altura (o sobrada altura) de Londres, Mánchester, Glasgow, Birmingham o Liverpool. A esto súmenle un surtido de perdedores, villanos, antihéroes y sedientos de justicia, y tendrán la créme de la crème del género. Si no se lo creen, entren y lean.


Otros referentes


Aventuras y tribulaciones de Harry Maesnow




domingo, 7 de enero de 2024

VER DE PRIMERAS

 




VER DE PRIMERAS

Microrrelato de Fernando Figueroa



Tenía el lustre propio de las olivas en enero y el aroma de los bosques alpinos en mayo. En el brumoso cogollo del silencio silvestre, sus ojos desprendían un brillo esmeralda que rebasaba la pequeñez de su cuerpo y agrandaba el celoso misterio de la naturaleza que lo acogía. Era lo que uno no esperaba ver entre tanta hojarasca, corteza  suelta y tronco caído. Era la vitalidad destilada de un racimo de gotas de rocío; una sorpresa destinada a toparse con los inmaduros ojos del explorador accidental; la fugaz conciencia de lo inabarcable concentrada en un suspiro envuelto en madreselvas. Bañado en un musgoso halo de cordialidad, con el frescor del neonato y el ansia del renacido, aquel minúsculo ente sonreía con sus dientes de guisante y aplaudía con sus manitas de zarcillo, complacido, como si hubiera sido él el descubridor de quien lo observaba. Así era en parte, pues en aquel paraje, entre aquellas colinas agrestes y aquella densa vegetación, jamás holló el suelo ningún ser humano. Esperanza Romero había sido la primera en estar allí y despertar la envidia de los verdugos de lo increíble y los amigos de lo verdadero.



Este microrrelato atiende a la convocatoria de participación en el reto Escribe un microrrelato sobre un color, propuesto por el blog El Tintero de Oro. Reto que consiste en:

Escribir un microrrelato (250 palabras) en el que predomine un color. Este puede ser el protagonista del relato o estar presente, como personaje secundario; por ejemplo, el color de un lugar o del escenario en el que se desarrollen los hechos.

Mi aportación es un microrrelato de 193 palabras que apuesta por un color secundario cuyo nombre no he querido mencionar, sino aludir, aunque esté en el título y plata no sea.

De paso, aquí os dejo el enlace de mis anteriores microrrelatos para El Tintero de Oro:


Asuntos de familia

Sancho el Deditos





martes, 12 de diciembre de 2023

REFERENTES DE LA SERIE DE HARRY MAESNOW (2)


Will Eisner y un servidor en 1997

 


REFERENTES DE LA SERIE

DE HARRY MAESNOW (2)

de Fernando Figueroa



SINOPSIS DE LA SERIE: Bienvenidos a las aventuras y tribulaciones del agente de la Honorable Policía Metropolitana de Rabishpool Harold Maesnow. A finales del siglo XIX, en la Baja Inglaterra y en pleno declive de la era victoriana, Maesnow tratará de combatir el crimen y de sobrevivir a sus problemas familiares, la agitación política, la liberación sexual y la intensidad de su relación sentimental con la actriz Molly Grapes. Un hardboiled neovictoriano que será la delicia de los amantes del género, donde el misterio, la acción, la crítica social, el humor y el sexo se dan algo más que la mano.


En la genealogía cultural de todo producto literario hay que considerar fuentes conscientes o inconscientes que no atañen a lo estrictamente literario o estrictamente visual, sino que conjugan ambas características. En este caso, nos fijaremos en la novela gráfica. Si ya hice referencia a las conexiones con las parejas literarias o televisivas Tuppence y Tommy Beresford; Laura Holt y X (Remington Steele), o Maddie Hayes y David Addison como precedentes de Harry Maesnow y Molly Grapes, ahora repararé en una que alerta ligeramente de la peculiar relación sentimental y convergencia vital que se establece entre Harry y Molly. Me refiero a la que crea Will Eisner en su serie The Spirit, ubicada en los Estados Unidos de los años cincuenta del siglo XX.

Para aclararnos, Harry y Molly son una pareja muy moderna según los estándares del siglo XIX, mientras que la pareja que forman The Spirit y Ellen Dolan es de las modernas de su época, sesenta años después; lo anómalo en la Inglaterra victoriana, la norma en la Gran Manzana. Harry y Molly rechazan las convenciones burguesas y, por tanto, no está en su horizonte formalizar su relación por medio del matrimonio. Se aceptan como las almas libres que son, bajo la sacralidad de los vínculos sentimentales, los momentos compartidos y el compromiso mutuo, y al margen de intereses económicos o el temor a la soledad que parecen avalar ese tipo de prácticas contractuales, rubricadas en pos de alguna clase de seguridad.

Ellen Dolan es no es actriz, sino hija de policía, algo impensable en la familia Grapes, a la que el tufo a bofia desagrada más que encandila: es una familia, como poco, laborista y que no se calla la boca. Pese a ello, ambas son igual de valientes, aunque Molly tenga la ventaja de haber ido a la universidad de la vida, colegio de la calle, desde parvulitos. Apuntaré, para aclarar, que existe, sin embargo, una actriz Ellen Dolan en la vida real, pero no tiene nada que ver en la génesis de la Molly Grapes de esta historia.

Sus caracteres son también diferentes en parte. Molly es poco ingenua, no como Ellen, aunque esté interesada por lo que llamaríamos hoy terapias alternativas y su moralidad y sus ideas políticas anticipen los planteamientos liberadores del sesentaiochismo, siempre prefigurados en ese entorno liminal que es la farándula. Quizás sea una casualidad, pues mi lectura de las historias de The Spirit son parciales y desconocía el episodio, pero en el inicio de la serie encontramos situaciones parecidas en ambas relaciones sentimentales: Harry compite con el novio de Molly, hay un banquete por medio, se produce cierto rescate, casualidades dramatúrgicas. Pero Molly no es el objeto pasivo que representa la primera Ellen ni es de lágrima fácil como ella. Menos la veréis llorar por un hombre, ni por fuera ni por dentro. Molly no es una mujer necesitada de atraer a quien quiera mediante la exhibición de sus fragilidades y la apelación al socorrismo de príncipes azules de capa corta y larga espada, es una mujer autosuficiente pese a ser muy femenina o activamente femenina, que la pierde el lujo mientras hace beneficencia y alimenta la subversión. No es el simpe apoyo del guerrero. Ella misma es guerrera.

Por supuesto, Ellen evoluciona y cultiva su carácter y aspiraciones sociales alcanzando actitudes y una vocación social proactiva propias de una Molly, que sabe qué quiere y qué no quiere. Aun así, es el típico contapunto casto de las mujeres malas. Molly no. Molly pasaría por ser una chica experimentada: ha estado con muchos hombres en distintos grados de intimidad. No es una devoradora de hombres, sino que se los come como se comen bombones, despacito y de uno en uno. Quizás sí sea una domesticadora de machos, pero porque la lucha contra la injusticia empieza por uno mismo y lo que le toca aguantar. Entre tanto trago dulce y amargo, Harry es y será su pastel de manzana, su sal y salsa, su chico.

Pese a aceptar el modo de convivencia y la confianza forjada, es inevitable que surjan dudas y celos, y por ambas partes. Más, cuando ambos viven en entornos poblados por personas atractivas o tentadoras a su manera. Las actrices victorianas vivían affaires como quien come pipas y los policías victorianos se las veían con mujeres de armas tomar, dulces Irmas capaces de hacerlos flaquear y pasar al otro lado de la ley. He ahí que Harry se haya visto maniatado a veces como The Spirit por juntarse con chicas malas o Molly haya tenido que dar más de una torta para marcarle la frontera entre la fantasía y la realidad a algún varón confundido o con mucha imaginación. Incluso juegan a su manera entre ellos mismos, intercambiándose los papeles, el teatro de la vida, jaja.

Por supuesto, a Molly no le gustan las lagartas y lagartonas, esas señoritas conocidas como femmes fatales por dotarlas de glamur. Y en The Spirit están muy presentes, va con el género. La más notoria es P'Gell, una mala malísima que encaja entre las llamadas viudas negras y emperadoras del crimen. Este tipo de criaturas malignas abundarán en las novelas de Harry Maesnow y será Las viudas o el caso Gutenberg la que se lleve la palma, de momento, en la aparición de este tipo de especímenes de la fauna urbana. Alguna tendrá sus razones y su lado humano, alguna se moverá entre dos aguas, otras serán terribles, pero en conjunto están ahí para engrandecer la tragicomedia humana y el género negro.

Tras las mujeres fatales, en la trayectoria de Harry aparecen de vez en cuando las damas en apuros u otras mujeres que buscan ajustar cuentas con la vida que no se merecen. Así es. Sucede en todos los lugares que obligan a tomar partido a las personas y no quedarse de brazos cruzados porque, si algo carecen esos páramos impíos, es del reino de la justicia. Esto hace que Harry, Molly u otros personajes de este universo literario asuman el papel de socorristas o aliados de penurias, aliados dispuestos a corregir las cosas.

Alrededor de todo esto tenemos unos escenarios urbanos muy parecidos entre sí: Central City, una recreación de Nueva York, y Rabishpool, una recreación entre Londres y Liverpool, más un surtido de personajes de distinto pelaje, residentes y transeúntes, que ayudará o fastidiará que Harry y Molly alcancen sus objetivos. Son dos ciudades portuarias, con todo lo que conlleva su carácter fronterizo y pasajero, sus bajos fondos, el choque intercultural y la lucha de clases; y que prometen no resultar aburridas para quienes han perdido el miedo a conocer de primera mano la realidad que los circunda y puede arrastrarlos. Rabishpool y Central City son metáforas de un mundo corrupto y opresor que invita a que las almas nobles abran los ojos, hinchen sus corazones y actúen sobre él sin piedad para llevar a buen puerto las vidas de la buena gente, a ese punto en el que uno se siente a salvo de la muerte y del dolor.



Aventuras y tribulaciones de Harry Maesnow



lunes, 27 de noviembre de 2023

REFERENTES DE LA SERIE DE HARRY MAESNOW (1)



Maesnow camino al trabajo



REFERENTES DE LA SERIE

DE HARRY MAESNOW

de Fernando Figueroa



SINOPSIS DE LA SERIE: Bienvenidos a las aventuras y tribulaciones del agente de la Honorable Policía Metropolitana de Rabishpool Harold Maesnow. A finales del siglo XIX, en la Baja Inglaterra y en pleno declive de la era victoriana, Maesnow tratará de combatir el crimen y de sobrevivir a sus problemas familiares, la agitación política, la liberación sexual y la intensidad de su relación sentimental con la actriz Molly Grapes. Un hardboiled neovictoriano que será la delicia de los amantes del género, donde el misterio, la acción, la crítica social, el humor y el sexo se dan algo más que la mano.


En ocasiones, la gente curiosa emprende la tarea de desentrañar la genealogía cultural que hay detrás de la génesis de tal o cual producto cultural. O sea, cuáles son los referentes que han concurrido en el caldo de cultivo que ha dado lugar a su concreción y lo entroncan con la tradición o lo precedente. En fin, de dónde ha mamado el autor la leche que ha dado el queso que ha elaborado tan ricamente.

Podríamos creer que, como autor de la obra, cuento con cierta ventaja frente al lector a la hora de enunciar qué referentes hay detrás de mis textos, pero no es así. Son datos que a veces se muestran de modo evidente y, otras veces, de modo muy sutil; tanto tanto que hasta el autor no tiene por qué ser consciente de su existencia. Vivimos en una cultura magnífica y difusa, muy muy rica en historias y personajes, donde concurre multitud de fuentes, tradiciones, revisiones y sincretismos que, dudo, puedan algún día recogerse plenamente en algún contenedor de conocimiento. Muchos de ellos se esconden en la memoria y afloran ocasionalmente, según convenga, o forman parte por siempre de lo inconsciente nutriendo los desayunos de las musas, esas madrugadoras impenitentes que jamás se acuestan y te visitan en horas intempestivas.

Así que hagamos memoria o psicoanalicémonos que, para el caso, parece lo mismo: ¿qué referentes concretos del género negro hay detrás de las aventuras de Harry Maesnow? Por generación, pertenezco a aquellos que veían televisión como leían libros, tebeos, escuchaban la radio e iban al cine o al teatro. En lo que concierne al gusto por el género negro de época, me vino de crío, pues disfrutaba mucho con ese tipo de historias. Hasta escribí para representar en el colegio una obra de teatro con Sherlock Holmes, gané (con mi hermano) un concurso veraniego de El País por descubrir al asesino de Montserrat Caballé o coleccionaba la serie de Los tres investigadores. En fin, no es de la literatura de donde llega la mayor influencia y la inspiración para crear a Harry Maesnow y su universo, sino de la televisión, esa alma mater de los babyboomers

      
 

Por la tele se emitían muchas series de misterio y películas de cine negro en los años setenta y ochenta, lo que para un niño inteligente e inquieto era una excelente gimnasia. El peso de las teleseries o películas británicas era notable en la televisión española, y muchas eran adaptaciones de textos literarios si hablamos de series de época, esas donde, precisamente, no salía ningún televisor porque todavía no se habían inventado. Christie y Doyle eran los reyes en esa órbita. Aunque en lo referente a series con atmósfera victoriana, eduardiana o jorgiana, había otras muy interesantes de corte social, como Arriba y abajo y Retorno a Brideshead, o miniseries como la de Jack el Destripador, que ayudaban a calibrar ese sabor old British, pues el contexto histórico es importante para construir un escenario sugerente, grandilocuente y miserablemente exótico.

Afinando y en un ejercicio de honestidad, siento que en la serie de Harry Maesnow se ha ido imponiendo, título a título, la idea de una pareja mixta de investigadores. No digo que vaya a ser así por siempre, que también Maesnow cuenta con otros colaboradores, especialmente con su compañero Bryan O'Neill, o se lo guisa solo; pero la posibilidad se asienta y ¿por qué? ¿Por salir de lo trillado o porque hay precedentes muy bien apañados que lo avalan? Creo que pesa mucho en ello la serie Unidos frente al delito, versión de Matrimonio de sabuesos de Christie, con los encantadores Tuppence y Tommy Beresford;  y otras coetáneas en las se jugaba con la oposición-complemento de temperamentos, la lucha de sexos o la tensión sexual, como las americanas Remington Steele, con Laura y X (Remington Steele), o Luz de luna, con Maddie y David. De este modo, apuesto con mi granito de arena por la misma fórmula con la oportuna variación: el emparejamiento de un policía y una actriz, ambos de extracción popular, del mismo barrio, que se conocen desde niños, aunque no siempre han estado juntos, y que respetan sus respectivas esferas profesionales,  ya que, al contrario que las parejas citadas, no trabajan juntos y mantienen sus esferas sociales propias. Una pareja moderna de los noventa del XIX.

Posiblemente, Molly Grapes comparta con Tuppence su independencia, su osadía, su picardía, su distinción y sus dotes actorales. Por lo demás, es muy suya, una auténtica superviviente en un mundo de hombres, que es capaz de hacer amigos o enemigos como ninguna y nunca se deja humillar por nadie. Representa el ímpetu vital, la dignidad social y la alegría de vivir de la clase trabajadora, que ella enfoca en el arte y los escenarios y sus actividades benéficas. Feminista heterodoxa, rechaza el puritanismo y reclama un papel protagónico de la mujer en la era del acero y la electricidad sin renunciar a su feminidad ni al hedonismo como filosofía de vida. En fin, es una mujer hecha a sí misma, otra más como pueden ser Tuppence Beresford, Laura Holt o Maddie Hayes, y a la que puse el nombre de Molly en honor a Moll Flanders y sus facciones recuerdan a una chica Gibson a la inglesa.

miss Molly Grapes

En el caso de Harry, aunque la sombra británica es densa, recibe su nombre de Harry Maesnow como guiño a los americanos Harry el Sucio o Philip Marlowe. Una ironía, dado que no comparte las aptitudes ni el tipo de ambos —que es tan retaco como Poirot o Colombo, pero sin tantos años de servicio—, y eso que recibe el sobrenombre de Pulso de Hielo porque nadie como él esgrime un Webley Mk I y vuelve loca a más de una con sus ojitos y su labia de mosquita muerta. Es un tipo con un carácter propio que, teniéndolo todo para ser un antihéroe, está condenado a triunfar en sus misiones aunque eso le acarree meterse en follones en un mundo hecho para la prosperidad de corruptores y corrompidos. ¡Qué le va a hacer si tiene alma de justiciero y le pierde hacer lo correcto! Pues, aunque no naciese para ser un hombre de acción, le toca espabilar a marchas forzadas metido en los fregados que se cuecen por los bajos fondos de Rabishpool.

agente Harry Maesnow

Bueno, hasta aquí algunos apuntes sobre la genealogía cultural de esta serie dedicada al hardboiled cómico neovictoriano con una nube de spicy y otras lindezas, pues no olvidemos que cada título, en general, combina tres historietas a veces entrelazadas, un crimen a resolver, como poco, y una práctica sexual como leitmotiv, combinando temas sociales con cuestiones personales o familiares de nuestro protagonista.


Otros referentes


Aventuras y tribulaciones de Harry Maesnow