jueves, 30 de enero de 2025

RUMBO AL VALLEKAS NEGRA

 




RUMBO AL VALLEKAS NEGRA

Fernando Figueroa


SINOPSIS: Tras seguir online y con sumo interés las dos primeras ediciones del festival Vallekas Negra, dedicado a la novela negra y social, he tenido el honor de ser invitado por Ignacio Marín a participar en su tercera edición. Este escritor, periodista y creador del festival, tuvo la gentileza de darme la oportunidad, como autor vallecano, de hablar en público de mi obra, todos esos libritos que se han ido acumulando a lo largo de los años desde 2009, año oficial del inicio de mi carrera como escritor. En especial, hablaré de mis títulos encuadrados en el género negro, urbano y satírico. Eso creo. Me abro a la iniciativa de la persona que me presente y a la improvisación.

 

Reconozco que estoy nervioso. Es mi primer festival. Mi primer festival asistiendo como invitado, para hablar de mis libros, ahí es na. ¿Qué se comentará de ellos, pobriños? ¿Los destaparán sin piedad, los deshojarán como pendones o condenarán a la guillotina en toda su pulposidad? ¿Qué me preguntarán desde arriba y desde abajo de la mesa? ¿Estaré brillante respondiendo o aburriré lo justo? ¿Resultaré convincente, acabaré sobreactuando? ¿Estaré a la altura del ramillete de artistas participantes, de un festival que corona su tercera edición? ¿Se me subirá a la cabeza la experiencia? ¿Representará un hito reseñable en mi progreso, será el culmen de mi carrera? ¿Venderé algo? Mira que si los acabo regalando todos arrebatado por el deseo de dejar huella. ¿Recordarán al menos mi nombre o el título de alguno de mis libros? Algunos son muy chulos.

Por si acaso, he repasado mentalmente mi trayectoria y el contenido de mis creaciones para no quedarme en blanco y parecer un impostor. Un par de bolsacas con ejemplares variaditos rematarán mi equipaje y despliegue. A una mano se escribe, a dos manos se mercadea. Las ocasiones hay que aprovecharlas, que nunca se sabe si se repetirán. Hay tan pocas oportunidades de encontrar un público selecto y receptivo, un público objetivo perteneciente al nicho de la literatura negra y social. Así que mejor que no falten los suministros por si acaso.

Listos para el desembarco

Por lo demás, cierto que estoy acostumbrado a hablar en público y a formar parte de una mesa hablando de esto y lo otro, lo mío y lo ajeno. Por ahí creo que no hay ningún problema pese al desentreno. Pero hablar de literatura, la literatura que uno cocina, no es igual que hablar de una disciplina científica, de una materia, de un ensayo, de lo que está en manos de otros, de dar una clase o compartir una opinión sobre un tema..., es hablar como de tu familia, de tus hijitos, de los que eres responsable pero no del todo, pues desde que se publican tienen su vida propia y te pueden meter en líos sin quererlo, a veces por accidente. Hablar de ellos, además, no es igual frente a los que los han leído y frente a los que no los han leído, unos los conocen o creen conocerlos, otros no tienen de ellos más idea que la conjetura o el prejuicio una vez se les han presentado por fuera. Por otro lado, es como abrirte en canal desde la experiencia propia, empezando por la cabeza, como pasó con Zeus, a mazazos y sin anestesia. El camino hacia la sabiduría no es solo cosa de maña, exige un esfuerzo titánico.

Sin duda, lo que tendré presente todo el rato será a todas aquellas personas que me han apoyado y ayudado a divulgar mis libros. Pienso en Mirari Bueno y su radiofónico Con Todas las Letras, en los blogs El Gato Trotero, Interrobang, El Tintero de Oro, La Vida desde el LagoRustis y Mustis Leen, Devoradores de Mundos, Mediocres del Mundo, Un Libro en un Tris, Pinzón Azul OnLine, Anika entre Libros, Escriboleeo, Mucho más que un Libro...; en las youtubers Elena G, Nikky Udall o David Lee Libros, en La Buena Digestión de Radio Círculo, en las librerías Feli de Fuenlabrada, La Librería de Mérida, León de Puebla, Aluche Graffiti Store, Swinton, Bajo el Volcán de Madrid o La Esquina del Zorro y Laurel de Vallecas que acogieron mis presentaciones o mis libros de ficción autopublicados, o el café El Fin del Mundo y La Casa del Barrio de Carabanchel Alto; en mis lectores beta, en colegas escritores y artistas, amigos, convecinos y parientes..., a mi abuelo Eugenio, escritor del pueblo. Alguno vendrá a verme, para animar, ¡qué bien! A esto súmale todo lo leído y visto por cine y televisión salido de otras mentes creativas. En fin, nunca se hace uno solo, sino junto a los demás. Nos debemos unos a otros.

Emplazado

Mira que he soltado la chapa y me he arropado de buenas vibras, pero el temor a desilusionar sigue ahí. Ya no cuento con la vitalidad y el ingenio del veinteañero para deslumbrar al respetable y, aunque todos seamos parte de un mismo organismo y la empatía impere, el acojone permanece porque en este festival han estado participando figuras de gran calado o elevado nivel, lo que me impone, quiera o no. Como muestra, pensad que después de mí estarán esa tarde en una mesa redonda autores de la talla y el bruñido del citado Ignacio Marín, Paco G. Escribano, Layla Martínez, Belén Gopegui o Joaquín Recio.

Quizás me esté agobiando también jugar en casa. Habrá a quien la circunstancia le relaje, pero a mí no. Siento como si tuviese que demostrar que he bien nacido y he sido bien parido en esta matria chica, que la cantera local a la que pertenezco tiene aptitudes para el oficio, sin complejos frente a aquellos que salieron de colegios de elite o contaron con padrinos de renombre. Es difícil ser alguien hecho a si mismo, ya que a veces puedes salir contrahecho por un exceso de sesgo macetil o enfoque silvestre. En fin, toca asumir una especie de papel representativo entre lo ejemplar y lo vernáculo, y con lo que resulte de la comparecencia tendré que apechugar de acera en acera, que del barrio no escapa ningún figurín residente tan alegremente como las figuras visitantes. Ser escritor de barrio es un reto de dimensiones cósmicas.

En las ondas del Bulevar

Es complejo resaltar en este mundillo porque ya se sabe que ningún artista es el mejor mánager o vendedor de sí mismo salvo sonoras excepciones, entre el umbral de la fotogenia y el reverse del sensacionalismo. Me basta con sentirme escuchado el tiempo que toque, incluso más que leído. Yo soy yo y mis libros son ellos mismos. Los libros tienen su propia voz, encuentran sus propios oídos, viven su vida, hacen sus amigos, se tuercen o enderezan, ya lo insinué antes. Los gestas y amamantas y, al cabo de los años, ya ni los reconoces del estirón que han pegado, y resulta ridículo que trates de reivindicar algún derecho sobre ellos más allá del reconocimiento de la paternidad o maternidad.

Dicho esto, nos vemos el jueves 6 de febrero, por la tarde, aún de día, que la luz avanza sobre las sombras por estas fechas que da gusto. Si no nos vemos, ya os contaré cómo fue.



2 comentarios:

  1. Espero que fuera muy bien estimado compañero. Tienes todo mi apoyo y admiración.

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    1. Gracias, Javier. Acabo de publicar mi balance personal sobre la experiencia que, en resumen, resultó muy gratificante. Con ganas de repetir. ¡Qué no decaiga ese ánimo! ¡Hagamos honor a tu apellido por estos senderos de gloria literaria!

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