REFERENTES DE PENTESILEA
textos de Fernando Figueroa
SINOPSIS DE LA NOVELA: 2010, Madrid. Gloria vive presa de su pasado y de un futuro incierto. Para escapar de la angustia, se enfrascará en una tesis doctoral sobre el rock en Vallecas. Gracias a ello, conocerá a una serie de personajes enraizados en el asfalto, entre el crepúsculo y el amanecer, la ilusión y el desencanto, el fracaso y el triunfo, con los que Gloria compartirá sueños, frustraciones, traumas y heridas pese a pertencer a épocas distintas. En especial, seguirá el rastro de dos bandas míticas, ya desaparecidas, que intuye podrían reunirla con su madre ausente: Pentesilea y Crines de Caín.
Pentesilea es una historia ficticia, una tragicomedia urbana, agridulce y sucia a ratos, una alegoría que entrelaza mitología e historia, realismo y simbolismo, que usa el rock y el sexo como metáfora de los conflictos humanos y sociales.
Detrás de toda novela hay un conjunto de referentes que se manifiestan expresa o sutilmente en su contenido. En este caso, abordaré algunos que afectan a la construcción de la protagonista de la novela urbana Pentesilea, Gloria, explicando de qué manera se establece dicha relación.
En primer lugar, tenemos dos referentes musicales: el tema «Gloria» de Van Morrison y el grupo Them (1964), versionada y convertida en un éxito mundial por Patti Smith (1975); y el homónimo «Gloria» de Umberto Tozzi y Giancarlo Bigazzi (1979), con sus faldas en el aire. Cuya resonancia, evidentemente, se liga a su nombre propio, un nombre cargado de ironía en ocasiones o exultante de la épica de los perdedores en otras.
Quería que el mensaje de la canción de Van Morrison, underground, temerario, al límite, inmolador, liberador, y la fuerza interpretativa de Patti Smith se vinculase con la protagonista, convertida en una heroína sin espada, una guerrera sin bandera que camina por la jungla urbana entre fieras de todos los colores y sabores, en busca de preguntas y respuestas que den sentido a su mierda de vida. En el caso del tema popularizado por Umberto Tozzi, su alusión está implícita en un episodio donde las faldas y lo que se oculta bajo ellas adquieren una lectura dramática que contrapone la ligereza de los ritmos poperos con la rudeza y pesadez reflejada en el hard rock y el heavy metal.
En otro orden, contamos con referentes cinematográficos. Inevitables películas que, por una u otra causa, se quedaron retenidas en mi mente por su simbolismo y que atañen al imaginario femenino y su relación con una masculinidad hostil o perversa.
Repulsion (Roman Polanski, 1965) es una película que me impactó muchísimo cuando la vi en televisión y creo que pocas han reflejado de un modo tan descarnado y visualmente poético la enajenación de una víctima infantil de abusos sexuales. Este aspecto está latente y se sugiere en mi novela del mismo modo que Polanski lo sugiere en su película, por medio de la inclusión de tics o manías y pistas gráficas. No obstante, Gloria no cae en la deriva hacia desequilibrio mental y la desconexión de la realidad de Carol. Deambula entre la confusión y la inseguridad, la negación y la autodestrucción, la ilusión y la superación. Afronta sus fantasmas y combate contra sus monstruos desde el silencio del secreto, y aguarda una redención de sus pecados que no vendrá de ninguna otra persona más que de ella, aunque encuentre por el camino ayudantes que le indicarán, queriendo o sin querer, por donde debe ir para poder vivir algo parecido a una vida alejada del dolor.
Candy (Christian Marquand, 1968) es una comedia que explota el filón comercial de la contracultura de los sesenta y reconozco que me enamoró por su fantasía, desparpajo y estética, con un fuerte peso de lo musical. Se configura como un viaje iniciático de autodescubrimiento que plantea las vicisitudes que acarrea en una mujer heterosexual una entrega incondicional a los hombres en un mundo eminentemente machista. La trama emula el Cándido de Voltaire o a una especie de Lazarilla del amor, aunque con una protagonista que apuntala su inocencia en un candor carnal rollizo, una trama con aires hippibudienses, una pléyade de arquetipos que alcanzar el esperpento y una buena dosis de hedonismo y delirio que, hoy en día, adquiere un tono nostálgico y ve aumentado su toque provocativo. Ese deambular entre masculinidades tópicas y típicas, arrebatadas por la lujuria, pero más cargado de dramatismo y sujeto al realismo, o el tema de la cosificación de la mujer como un objeto de deseo al que alguno quiere despojar de voluntad para capricho o suplemento propios están en Pentesilea.
En otra vertiente, la revisión un tanto gamberra del imaginario jevi, que realizo en algunos momentos y que, sinceramente, se puede llegar corta frente a la realidad del rockosmos, toma bastante de This is Spinal Tap (Rob Reiner, 1984), un falso documental en clave de comedia. Porque, eso sí, Pentesilea es una tragicomedia rockera con sus refrescantes momentos de relax y diversión. La idea de mezclar ficción y realidad ya me viene de antaño; hasta de plantear la ucronía, y aquí insisto en esa fórmula creando dos grupos ficticios que dejaron huella y legado en el rock español: Pentesilea y Crines de Caín; y algún otro grupo, otro rockero, otro álbum, otro tema, otro letra, otra sala, otro festival, otro concierto, etc. En el fondo, creo que la novela ha sido un pretexto para darme el capricho de diseñar un logo metalero chachi.
No por fácil o trillada, también puedo comentar la influencia del folclore o la mitología en la configuración de esta comedia humana y urbana. Se hace referencia, por ejemplo, al cuento de Caperucita Roja, en el emparejamiento de Gloria con su abuela, la figura del camino largo y corto o la configuración de algunos varones en depredadores de la inocencia o lo que quede de ella. Obviamente, la novela está plagada de alusiones mitológicas, como al Minotauro, la Odisea, o la encarnación en distintos rockeros, simple o mezcladamente, de dioses mundanos o caídos del panteón griego: Efesto, Hermes, Ares, Dionisos, Atenea, Artemisa, Afrodita, Hécate, Apolo, Zeus... Todo muy diluido en un crisol de contemporaneidad y agitado con la respectiva mitificación y corpus legendario que alimenta la historia del rock.