HASTA QUE LLEGÓ SU HORA
Microrrelato de Fernando Figueroa
Me esperaba esa falta de lealtad de alguno de estos que me rodea, de los que están en mi radio de acción, en mi esfera de influencia, pero no de ti, te lo juro. Sí, sí, no bajes la mirada. ¡Te pillé! En fin, me iba a enterar de todos modos por muchos rodeos que dieses. ¿No te dabas cuenta de que te seguía? Claro que te dabas cuenta, descarada. No le demos más vueltas porque, si no, será como darte cuerda e invitarte a llamarme tirano. ¿A que te gustaría, eh? ¿No me llamaste así otras veces? Eres tan punzante y fina como patilarga y picaflor, tu amiga. Ah, ¿que no lo sabías? Sí, la que te sigue siempre, la segunda de abordo, esa que te quiere tanto que no te deja respirar. ¿Crees que te tiene aprecio? Te la ha jugado. ¡Sí! A esa loquita le gusta el mismo que a ti. Se ve con él cada hora, mientras lo recibes cuando me marcho, cuando salgo en punto a hincar el cayo porque para mí hay todavía cosas sagradas, como el trabajo. ¿Qué pensabas, que no me lo cruzaría? Pero si se paseaba siempre por encima de mi cabeza con cara pardillo, cantando mis méritos como si fueran los suyos, nada más le abrías la puerta como si te faltase el aire, como si te ahogase la rutina. ¡Menudas pájaras! ¡Y menudo cuco! ¡Un día cazo al pollo, lo clavo y lo paro todo! Espera y lo verás.
Este microrrelato responde a la convocatoria de participación en el reto Es el tiempo de la espera, propuesto por el blog El Tintero de Oro. Reto que consiste en:
Escribir un microrrelato de 250 palabras donde la espera sea la protagonista o el detonante de la historia.
Bien, pues 250 palabras clavadas de nuevo que, espero, conformen una composición satisfactoria para el auditorio lector como veces anteriores. Recordemos que lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Ya de paso, aquí os dejo el enlace de mis anteriores microrrelatos para El Tintero de Oro: