REFERENTES DE LA SERIE
DE HARRY MAESNOW
de Fernando Figueroa
SINOPSIS DE LA SERIE: Bienvenidos a las aventuras y tribulaciones del agente de la Honorable Policía Metropolitana de Rabishpool Harold Maesnow. A finales del siglo XIX, en la Baja Inglaterra y en pleno declive de la era victoriana, Maesnow tratará de combatir el crimen y de sobrevivir a sus problemas familiares, la agitación política, la liberación sexual y la intensidad de su relación sentimental con la actriz Molly Grapes. Un hardboiled neovictoriano que será la delicia de los amantes del género, donde el misterio, la acción, la crítica social, el humor y el sexo se dan algo más que la mano.
En ocasiones, la gente curiosa emprende la tarea de desentrañar la genealogía cultural que hay detrás de la génesis de tal o cual producto cultural. O sea, cuáles son los referentes que han concurrido en el caldo de cultivo que ha dado lugar a su concreción y lo entroncan con la tradición o lo precedente. En fin, de dónde ha mamado el autor la leche que ha dado el queso que ha elaborado tan ricamente.
Podríamos creer que, como autor de la obra, cuento con cierta ventaja frente al lector a la hora de enunciar qué referentes hay detrás de mis textos, pero no es así. Son datos que a veces se muestran de modo evidente y, otras veces, de modo muy sutil; tanto tanto que hasta el autor no tiene por qué ser consciente de su existencia. Vivimos en una cultura magnífica y difusa, muy muy rica en historias y personajes, donde concurre multitud de fuentes, tradiciones, revisiones y sincretismos que, dudo, puedan algún día recogerse plenamente en algún contenedor de conocimiento. Muchos de ellos se esconden en la memoria y afloran ocasionalmente, según convenga, o forman parte por siempre de lo inconsciente nutriendo los desayunos de las musas, esas madrugadoras impenitentes que jamás se acuestan y te visitan en horas intempestivas.
Así que hagamos memoria o psicoanalicémonos que, para el caso, parece lo mismo: ¿qué referentes concretos del género negro hay detrás de las aventuras de Harry Maesnow? Por generación, pertenezco a aquellos que veían televisión como leían libros, tebeos, escuchaban la radio e iban al cine o al teatro. En lo que concierne al gusto por el género negro de época, me vino de crío, pues disfrutaba mucho con ese tipo de historias. Hasta escribí para representar en el colegio una obra de teatro con Sherlock Holmes, gané (con mi hermano) un concurso veraniego de El País por descubrir al asesino de Montserrat Caballé o coleccionaba la serie de Los tres investigadores. En fin, no es de la literatura de donde llega la mayor influencia y la inspiración para crear a Harry Maesnow y su universo, sino de la televisión, esa alma mater de los babyboomers.
Por la tele se emitían muchas series de misterio y películas de cine negro en los años setenta y ochenta, lo que para un niño inteligente e inquieto era una excelente gimnasia. El peso de las teleseries o películas británicas era notable en la televisión española, y muchas eran adaptaciones de textos literarios si hablamos de series de época, esas donde, precisamente, no salía ningún televisor porque todavía no se habían inventado. Christie y Doyle eran los reyes en esa órbita. Aunque en lo referente a series con atmósfera victoriana, eduardiana o jorgiana, había otras muy interesantes de corte social, como Arriba y abajo y Retorno a Brideshead, o miniseries como la de Jack el Destripador, que ayudaban a calibrar ese sabor old British, pues el contexto histórico es importante para construir un escenario sugerente, grandilocuente y miserablemente exótico.
Afinando y en un ejercicio de honestidad, siento que en la serie de Harry Maesnow se ha ido imponiendo, título a título, la idea de una pareja mixta de investigadores. No digo que vaya a ser así por siempre, que también Maesnow cuenta con otros colaboradores, especialmente con su compañero Bryan O'Neill, o se lo guisa solo; pero la posibilidad se asienta y ¿por qué? ¿Por salir de lo trillado o porque hay precedentes muy bien apañados que lo avalan? Creo que pesa mucho en ello la serie Unidos frente al delito, versión de Matrimonio de sabuesos de Christie, con los encantadores Tuppence y Tommy Beresford; y otras coetáneas en las se jugaba con la oposición-complemento de temperamentos, la lucha de sexos o la tensión sexual, como las americanas Remington Steele, con Laura y X (Remington Steele), o Luz de luna, con Maddie y David. De este modo, apuesto con mi granito de arena por la misma fórmula con la oportuna variación: el emparejamiento de un policía y una actriz, ambos de extracción popular, del mismo barrio, que se conocen desde niños, aunque no siempre han estado juntos, y que respetan sus respectivas esferas profesionales, ya que, al contrario que las parejas citadas, no trabajan juntos y mantienen sus esferas sociales propias. Una pareja moderna de los noventa del XIX.
Posiblemente, Molly Grapes comparta con Tuppence su independencia, su osadía, su picardía, su distinción y sus dotes actorales. Por lo demás, es muy suya, una auténtica superviviente en un mundo de hombres, que es capaz de hacer amigos o enemigos como ninguna y nunca se deja humillar por nadie. Representa el ímpetu vital, la dignidad social y la alegría de vivir de la clase trabajadora, que ella enfoca en el arte y los escenarios y sus actividades benéficas. Feminista heterodoxa, rechaza el puritanismo y reclama un papel protagónico de la mujer en la era del acero y la electricidad sin renunciar a su feminidad ni al hedonismo como filosofía de vida. En fin, es una mujer hecha a sí misma, otra más como pueden ser Tuppence Beresford, Laura Holt o Maddie Hayes, y a la que puse el nombre de Molly en honor a Moll Flanders y sus facciones recuerdan a una chica Gibson a la inglesa.
miss Molly Grapes |
En el caso de Harry, aunque la sombra británica es densa, recibe su nombre de Harry Maesnow como guiño a los americanos Harry el Sucio o Philip Marlowe. Una ironía, dado que no comparte las aptitudes ni el tipo de ambos —que es tan retaco como Poirot o Colombo, pero sin tantos años de servicio—, y eso que recibe el sobrenombre de Pulso de Hielo porque nadie como él esgrime un Webley Mk I y vuelve loca a más de una con sus ojitos y su labia de mosquita muerta. Es un tipo con un carácter propio que, teniéndolo todo para ser un antihéroe, está condenado a triunfar en sus misiones aunque eso le acarree meterse en follones en un mundo hecho para la prosperidad de corruptores y corrompidos. ¡Qué le va a hacer si tiene alma de justiciero y le pierde hacer lo correcto! Pues, aunque no naciese para ser un hombre de acción, le toca espabilar a marchas forzadas metido en los fregados que se cuecen por los bajos fondos de Rabishpool.
agente Harry Maesnow |
Bueno, hasta aquí algunos apuntes sobre la genealogía cultural de esta serie dedicada al hardboiled cómico neovictoriano con una nube de spicy y otras lindezas, pues no olvidemos que cada título, en general, combina tres historietas a veces entrelazadas, un crimen a resolver, como poco, y una práctica sexual como leitmotiv, combinando temas sociales con cuestiones personales o familiares de nuestro protagonista.
Aventuras y tribulaciones de Harry Maesnow